domingo, 26 de mayo de 2013

Gracias, Josh.

Dicen que el sol emerge entre las nubes después de la tormenta. Pero, ¿y si no es así? ¿Qué debes hacer? ¿Acostumbrarte a la luz de los rayos? ¿Aceptar que no habrá luz? Tal vez yo me resigné, tal vez yo no quería eso para mí misma, tal vez decidí dejar de luchar. En el fondo, ¿quien sabe?
Recuerdo que aquel llovía. Paseé por aquel puente, observando en silencio la altura que lo separaba del mar. Era terriblemente alto, mi cuerpo no sobreviviría a aquella caída. Sonreír.
No sé a que esperaba para saltar. Es decir, nadie en su sano juicio desearía adelantar su muerte; es más, intentarían huir de ella. No sé, tal vez yo estuviese loca. ¿Por qué no?
Me acerqué a la valla, miré el puente por última vez y distinguí una silueta. ¿Otra alma rota que quería ser feliz? Suspiré y no le di importancia. Sin embargo, una voz en mi cabeza me susurró "Sálvalo, Annie". Y la verdad es que... ¿por qué no? Corrí cuando vi que se disponía a saltar y grité, llamando así su atención. Me miró sorprendido. Jadeé y le pedí que no lo hiciese, que no saltase. Me miró y rió. Tenía una risa rota, una risa que hacía que la alegría no subiese hasta sus ojos.

-No lo hagas, de verdad -susurré.
-No tengo nada por lo que luchar -me respondió él.
-Mira, déjame invitarte a un café, ¿vale? Cuéntame tu historia e intentaré ayudarte. Por favor.
-No puedes ayudarme -rió triste-, estoy demasiado roto.
Rompí a llorar.
-Maldita sea, estoy a punto de suicidarme, y en vez de ello, estoy hablando aquí contigo. Joder. JODER. ¿Sabes por las putadas que he pasado yo? ¿Sabes de toda la mierda de la que estoy intentando huir? Abusos por parte de mi padre, acoso escolar, autolesión y anorexia, entre otras cosas. He estado tantas veces ingresada en el jodido hospital que ya hasta conocen mi nombre. ¿Y tú dices que estás roto? ¡SÁLVAME LA PUTA VIDA! -Se me quebró la voz y caí al suelo, haciéndome daño en las rodillas. Cerré los ojos con fuerza.
Unos brazos me abrazaron fuertemente, miré a aquel chico, que me sonreía entre lágrimas.

-Soy Josh. Me gusta el descafeinado. Y por favor, no llores, se me parte el corazón.
Reí.
-Annie al habla.

Y no nos hundimos más en este pozo, no. Fuimos saliendo juntos, poco a poco. Gracias, Josh, por dejarme que te invitara a un café, por salvarnos la vida a ambos.

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