También me dijeron que podía escribirte una última carta *. Es curioso, porque me muero por decirte millones de cosas, pero ahora que tengo la última oportunidad, no sé que decir. ¿Te acuerdas de como nos conocimos? Fue en el instituto, en octavo; nos pusieron juntos en aquel proyecto de historia. Eras realmente trabajadora, mientras yo hablaba y hablaba. Recuerdo que te gustaba mucho la Segunda Guerra Mundial, las fresas con nata y la música country. Para los ojos de otra persona, Mel, eras alguien del montón. Pero para mí, eras alguien realmente curioso, aunque no me creas. Tal vez por eso me enamoré de ti, porque eras un rete para mi mente; anhelaba entenderte. Te invité a aquel estúpido baile, y para mi sorpresa, aceptaste. Recuerdo muchas margaritas en tu pelo, y un delicado vestido blanco. Eras tan adorable que se me encogía el corazón cada vez que te miraba. Reías, te sonrojabas y me evitabas la mirada. ¿Y sabes? Eso me hacía soñar por las noches y por el día. Tu sonrisa me tenía embelesado. He pasado años enamorado de ti, y me confieso estando muerto. Vaya suerte la mía, ¿eh?
Recuerdo dolorosamente bien como morí. El metro estaba lleno aquel día, y mi única atención reposaba en el móvil. Me aproximé demasiado al andén. Un empujón aquí, un empujón allá y... caput.
Melody, Melody, Melody. Tu nombre suena musical, hasta estando muerto. Todo esto suena a acosador, ¿no es así? Pero me hiciste experimentar tantas cosas, Mel, tantas... Tardaría vidas en devolvértelo todo.
Terminaré ya mi carta. No me olvides, Melody, por favor. Te estaré esperando hasta que vengas conmigo una vez más. Por último, gracias por conocerme.
Siempre tuyo,
Joseph
* Referente al anime Letters From The Departed