Hace mucho que no hablamos. Desde aquel día, perdimos todo el contacto. ¿Por qué dejamos que pasara eso? Seguramente ya hayas conocido a otra chica; y, quien sabe, quizás hasta te hayas casado. Por mi parte... Sigo sola, como antes de conocernos. Tuve algunas relaciones, pero ninguna me hacían realmente feliz, creo que hasta te sigo echando de menos.
Esta es otra de las muchas cartas que te escribo pero que jamás enviaré. No sé si debo guardarlas o quemarlas. ¿Sabes qué? Dicen que si escribes tus problemas en un papel y luego lo quemas, el viento se llevará parte del dolor. ¿Y si quemase esto? ¿Y si quemase nuestros recuerdos, lo que vivimos, lo que compartimos? ¿Una parte de nosotros? No, las seguiré guardando.
Muchas veces me pregunto que habría sido de nosotros si no nos hubiésemos distanciado tanto. Seguiríamos teniendo la fuerte amistad que nos unía, esa que nos condujo a enamorarnos. O quizás nos veríamos más como hermanos. Quien sabe, ¿no?
A veces, por las noches, sigo buscando tu compañía entre las sábanas, y sigo cocinando para dos. Pensarás que soy estúpida, y para que mentirnos, lo soy. ¿Seguirás pensando en mí?
Voy a ir terminando esta carta. Es bonito plasmar en palabras todo lo que vivimos, y no sabes cuanto me gustaría enviarte una carta de verdad, sin borratajos ni manchas de lágrimas haciendo que la tinta se corra. Algún día quizás haga una tontería y te llame, podríamos tomar un café y hablar de nuestras vidas. Mientras tanto, seguiré guardando estas cartas, y las futuras que pueda escribir. No te olvides de que te quiero.
Se despide,
Helena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario