miércoles, 15 de agosto de 2012

El Ángel.

Ocho años antes...

Los mellizos fueron separados cruelmente por aquellas manos desconocidas. Un río de líquido color rojo carmín descendía sin descanso por el rostro del chico, su ojo había sido extraído de manera brutal.
-¿Por qué? ¿Qué han hecho? -Pensaba su madre en plena agonía. Gritó, pataleó y lloró por sus hijos hasta que la débil luz de sus ojos se apagó para siempre.
Nana, la más pequeña, fue llevada al laboratorio; mientras que su hermano Zero estuvo tirado largo rato en el suelo, asimilando que nunca más volvería a ver a su hermana.


En la actualidad...

Nana ya tenía 15 años y era mucho más madura que otras chicas de su edad. Quizás fue la experiencia que ganó en la Mafia, aquella que la hace valerse ahora sola en la calle.
Aquel día todo cambió. Gracias a aquella señora, la señora Smith. La señora Smith era una de las personas más ricas e importantes de todo Japón.
La vio recogiendo basura y comiendo restos que antes habían estado en contacto con las ratas. Se acercó.
-Perdona.
La chica sacó la cabeza del contenedor a duras penas y la miró a los ojos.
-¿Me está hablando a mí, señora?
-Claro bonita -sonrío dulcemente-. Me preguntaba... ¿qué hacías?
-¿Yo? Pues, esto... buscaba... algo para comer. -Bajó la cabeza.
-¿De la basura? ¿De verdad crees que ahí encontrarás comida?
-No, pero... No tengo dinero para comprar algo mejor.
La mujer se conmovió. Su avanzada edad no la permitía tener hijos, y su marido murió tiempo atrás. Se sentía tan sola...
-¿Te gustaría venir conmigo? Te prometo que te daré todo lo que esté a mi alcance: comida, ropa nueva, estudios...
A Nana se la iluminaron los ojos.
-¿De verdad, señora? ¿De verdad admitirá en su casa a una moribunda de la que no conoce ni el nombre?
-¡De verdad, vaya modales los míos! Soy Yuuki Smith. ¿Y tú nombre?
-Nana, señora, me llamo Nana, -respondió ella, sonriendo.


La señora Smith llevaba a Nana de la mano, como si fuese una niña pequeña, pero ella no dio muestras de que la importase. Encontraron a un chico no muy lejos de allí, en la misma situación que Nana.
-Buenos días.
El chico se giró, moviendo bruscamente el pelo, dejando a la luz la cuenca vacía. Se lo volvió a cubrir tan rápido como pudo.
-Buenos días, señora. ¿Quería algo?
-No, solo quería saber si conocías a aquella chica de allí. -Dijo mientras señalaba a Nana.
-No señora, para nada. -Contestó él, muy seguro.
Ella sonrió.
-Soy Yuuki Smith, ¿y tú?
-Zero, señora.
-Bien, Zero. ¿Te gustaría venir a mi casa? No creo que seas muy feliz en estas condiciones, -añadió con un deje de ironía.
-¿De verdad, señora?
-De verdad. -Sonrió.
Zero le devolvió la sonrisa, y dejó que las lágrimas descendiesen por su rostro hasta morir en sus resecos labios.
-Muchísimas gracias.

Pasaron los días, y con ellos los meses. Formaron su pequeña familia. Eran felices.
Un día, Nana estaba en su habitación, y casi sin darse cuenta, murmuró el acertijo que le enseñó su madre:
-En una tabla tenemos escrito "100 m" con cerillas. Sólo podemos quitar una para que quede la milésima parte del original. ¿Qué cerilla debemos quitar? * -Canturreó tranquilamente.
-Ese acertijo me lo enseñó mi madre... Nana me suena de algo... Somos iguales en cuanto al físico respecta... -Zero comenzó a atar cabos en su mente.
Entró casi inconscientemente y gritó:
-¡HAY QUE QUITAR LA CERILLA QUE HAY A LA DERECHA DEL SEGUNDO CERO! ¡ASÍ SALDRÁ "10 CM" *!
-¿Conoces ese acertijo? Me lo enseñó mi madre y...
-¡Dirás nuestra madre, Nana! -la cortó él mientras la abrazaba-. Temí no volver a verte desde aquel día...
-¡Zero, eres tú! -Correspondió al abrazo, llorando de felicidad-. Eres tú de verdad... -su voz se quebró.
-Volvemos a estar juntos, Nana, y todo gracias a la Señora Smith.
Bajaron a buscarla, aún llorando, pero no la encontraron. Lo único que vieron fue una pluma, tan blanca como la nieve.
-Era un ángel. -Murmuró Nana maravillada. Y sonrió, sabiendo que les estaría observando desde allí arriba.



* Puzle del Profesor Layton, no recuerdo qué edición. (x